Las
elecciones del 28 de abril
AHORA
ESPAÑA, TAMBIÉN CON LA FUERZA DE LA RAZÓN
Vox, la derecha de la
derecha, el partido que puede cambiar el mapa político en España
Ganó gran impulso en las elecciones en Andalucía,
en diciembre, con un discurso nacionalista y populista. Ahora busca bancas en
el Congreso nacional.
El líder
de Vox, Santiago Abascal, defiende la portación de armas y mano dura contra los
inmigrantes ilegales
A la
derecha de la derecha, Vox es el partido que ha irrumpido, por impetuoso
y vehemente, en el escenario político español para marcar la agenda de las
principales fuerzas que concurren a las elecciones generales del próximo 28 de
abril.
Aunque
fue creado en 2013, Vox llevó una vida casi anónima hasta que saltó a la
primera línea tras las elecciones regionales andaluzas
de diciembre pasado, en las que obtuvo doce diputados y ayudó a Partido Popular
(PP) y Ciudadanos (C's) a forjar una coalición de derecha, tras casi cuarenta
años de hegemornía socialista en esa importante región.
Está por
ver cuántos escaños consigue el día 28 en el Congreso de los Diputados, el
Parlamento nacional, aunque los sondeos de intención de voto coinciden en que
la cifra oscilaría desde unos 20 hasta unos 40 (de un total de 350).
La
mayoría de los analistas considera que esta fuerza, dirigida por Santiago
Abascal, un hombre procedente del PP, la tradicional formación
conservadora, es de extrema derecha. Pero no todos.
"Vox representa
la derecha clásica; aglutina la frustración de los votantes del PP porque el PP
se ha vaciado ideológicamente y no atiende cuestiones como la secesión en
Cataluña, el aborto, la recentralización de España y otros temas morales... Vox
apela a emociones y a sentimientos que están ahí", explica Manuel Herrera,
profesor de Política y Sociología en la Universidad Internacional de La Rioja.
Cristina
Ares, profesora de Ciencia Política de la Universidad de Santiago de Compostela
(Galicia), tampoco sitúa a Vox en la extrema derecha: "Creo que no
pone en duda, al menos por ahora, los valores de la democracia".
"Aunque
es un partido radical que plantea propuestas fuera del consenso político;
aunque es populista, nacionalista, centralista, y rechaza la política y los
políticos, pero no de forma antidemocrática", añade.
Para
Jaime Ferri, director del Departamento de Ciencia Política y de la
Administración de la Universidad Complutense de Madrid, "no son ni
fascistas ni neofascistas, sino que juegan a imitar a (Donald) Trump",
considerado de extrema derecha para los estándares de Estados Unidos y, como
tal, equiparable, entre otros, a la francesa Marine Le Pen, el británico Nigel
Farage, el italiano Matteo Salvini o el brasileño Jair Bolsonaro.
Todos
ellos son nacionalistas. Y, como algunos de ellos, Vox no sólo maneja
con gran destreza las redes sociales sino que se ha beneficiado de la
eficaz propaganda que, sin querer pero con torpeza, le han hecho los partidos
tradicionales, quienes han hablado más de Vox que Vox de sí mismo.
El
historiador José Alvarez Junco, también de la Complutense, sí cree que es un
partido de extrema derecha: "Porque es ultranacionalista, porque es muy
conservador en términos de moral familiar o sexual, y porque no está nada claro
su compromiso con las instituciones democráticas".
¿Y por
qué no está claro ese compromiso de Vox con la democracia? ¿Qué propone
este partido?
Su
programa está recogido en cien medidas, las más destacables (y polémicas) de
las cuales son la suspensión de la autonomía en Cataluña; la transformación
de España en un Estado unitario; la derogación del derecho al aborto y de las
leyes de violencia de género (violencia machista contra la mujer), o la
prohibición de la eutanasia en todo supuesto.
Vox considera
que los españoles tienen derecho a "disponer de un arma" para su
autodefensa. Santiago Abascal confesó en 2017 que llevaba siempre consigo
una pistola, inicialmente por las amenazas de la ya desaparecida banda
terrorista ETA.
Pero el
capítulo más duro del programa está dedicado a la inmigración: deportación
de migrantes ilegales (también legales que hayan cometido un delito grave);
muro infranqueable en Ceuta y Melilla (ciudades españolas en el norte de
Marruecos), y publicación de datos sobre nacionalidad y origen en las
estadísticas de los delincuentes.
En un
gesto claramente dirigido a Latinoamérica, VOX propone establecer "cuotas
de origen" para "favorecer (el ingreso al país) a las nacionalidades
que comparten idioma e importantes lazos de amistad y cultura con España".
Otro
punto notorio es la exaltación "de las gestas y hazañas de nuestros héroes
nacionales".
Quizá por
eso lanzó su campaña electoral bajo la estatua de Don Pelayo en Covadonga, allí
donde en el año 722 tuvo lugar una escaramuza (anteriormente definida como
batalla) que dio lugar a la llamada "Reconquista" del país frente a
los musulmanes.
Vox también
homenajea a figuras históricas como Cristóbal Colón o Blas de Lezo, un marino
del siglo XVIII que derrotó repetidamente a los británicos en diversos puntos
de América.
En todo
caso, con esta mezcla de nacionalismo, populismo y defensa de valores
del pasado, Vox ha establecido su territorio político y ha
desplazado más a la derecha a partidos como Ciudadanos (otrora liberal) y PP
(antaño en posiciones más templadas), para así irrumpir, seguro que con
estrépito, en el Parlamento de España.
Fuente: EFE
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