La extrema
derecha Suiza
Arraso en las elecciones de Suiza al conseguir el 29% de los votos
El partido de Cristoph Blocher obtiene el mejor
resultado obtenido nunca en la historia del país alpino con un 29% de los votos
El partido populista UDC, del
controvertido ministro de la Policía Christoph Blocher, ha ganado las
elecciones federales suizas de ayer con un 29% de los votos, la mayor
proporción jamás obtenida por un partido en el país alpino.
Según los resultados difundidos
por la Oficina federal de Estadística, la UDC, que basó su campaña electoral en
agitar el fantasma de la inseguridad y la criminalidad por la presencia de
extranjeros, ha mejorado así en 4,2 puntos su posición de 2003, cuando también
fue el partido más votado con el 26,7 por ciento, y obtiene 62 de los 200
escaños de la cámara baja.
El gran vencedor de las
elecciones queda muy por delante del segundo en la lista, el Partido
Socialista, que es el principal perdedor al obtener apenas un 19,5% de los votos,
43 escaños, nueve menos que en 2003.
El fuerte ascenso de la UDC
comenzó en 1999, cuando ya pasó del 14,9% al 22,5% de los sufragios. Los dos
partidos de la derecha clásica, el Radical y el Demócrata Cristiano, han
obtenido, respectivamente, el 15,6% y el 14,9%, ambos con 31 escaños.
Y los Verdes, que no forman parte
del gobierno colegiado suizo, también han tenido una mejora histórica al llegar
al 9,6% de los votos, lo que les da 20 escaños.
Extrema derecha en Austria, Primera opción en elecciones 4 de diciembre
2016
Austria no ha
vuelto aún a la normalidad política. El Tribunal Constitucional resolvió el 1
de julio anular los resultados de la elección presidencial del 22 de mayo.
Delegados del
Partido de la Libertad (FPÖ), liderado por Heinz Christian Strache, formación
de extrema derecha, habían impugnado el resultado de la segunda vuelta
argumentando que hubo irregularidades en el recuento de ciertas
circunscripciones. Esto no significa que haya habido fraude. No hay pruebas de
manipulación. La corte ha reconocido que las papeletas llegadas por correo
fueron contadas o bien fuera del horario legal o bien sin la supervisión
requerida. Una práctica hasta ahora tolerada.
Alexander Van der Bellen, del Partido
Verde, que había resultado vencedor por apenas 30.000 votos, acató la decisión.
La repetición de la contienda presidencial entre el ecologista de 72 años y el
ultraderechista Norbert Hofer, de 45, tendrá lugar el 2 de octubre. Mientras
tanto y habiendo finalizado el mandato del presidente socialdemócrata saliente,
Heinz Fischer, la interinidad en la jefatura del Estado corre a cargo de la
presidenta y los dos vicepresidentes de la cámara baja del Parlamento, uno de
los cuales es precisamente el euroescéptico Hofer. Un triunvirato inédito.
La Unión
Europea se pregunta angustiada si el candidato del FPÖ aprovechará la
oportunidad que le brinda esta “tercera vuelta” para llegar al poder.
Aproximadamente, la mitad de los austríacos votaron en mayo por él. Dada la
disparidad ideológica de los contendientes no es de esperar que cambien su
voto. Por ello, hay alta preocupación por el impacto del triunfo del Brexit en
el referéndum británico, que ha dado alas a la extrema derecha y al populismo
en Europa.
En su campaña
el pasado mayo, el FPÖ movilizó al electorado más nacionalista; contrario a la
cesión de soberanía a la UE. Lo hizo instrumentalizando la ansiedad de la
población ante la incapacidad europea de resolver de forma conjunta y
satisfactoria la llegada de refugiados del último año. Con el arma de la
xenofobia, el FPÖ siguió la estela de otros partidos europeos similares que
capitalizan el miedo a los inmigrantes.
No obstante,
hay otro factor que incide en el éxito del FPÖ: el desprestigio y hundimiento
del centro-izquierda y centro-derecha tradicionales que desde la Segunda Guerra
mundial se han repartido tanto el gobierno como la jefatura del Estado. El
líder que resucitó la ultraderecha austríaca fue el polémico, Jörg Haider
(fallecido en 2008). En el 2000 el FPÖ formó parte de una coalición
gubernamental. Por primera vez en la historia del bloque, la UE decidió
sancionar a uno de sus miembros. Austria permaneció seis meses condenada al
ostracismo.
El frenazo
económico de 2008 que alimentó la crisis del euro y el discurso antiinmigración
han alimentado las tesis euroescépticas que continúan ganando terreno
electoral. El FPÖ es uno de los partidas de más éxito en la UE. También lo son
el Frente Nacional francés, los nacionalistas Partido Popular Danés, el Partido
de los Verdaderos Finlandeses y la extrema derecha húngara, Jobbik. Otras
formaciones similares –aunque sin olvidar la heterogeneidad del grupo– son la
derecha holandesa, Alternativa por Alemania, el UKIP británico y el neonazi
Amanecer Dorado de Grecia. Tras el Brexit algunos de ellos pidieron en Viena la
“Europa de las Patrias”; es decir, la vuelta a las soberanías nacionales.
Sin embargo,
Bruselas no teme solo a la extrema derecha. El fantasma del populismo incluye a
formaciones de izquierda como el Movimiento Cinco Estrellas en Italia y Podemos
en España. Se explica así que los populismos francés e italiano –aparentemente
antagónicos– se presenten ambos como un grave peligro para Europa.
En una
entrevista con el periódico italiano Corriere della Sera, Hofer
afirmó que su país podría celebrar un referéndum sobre su permanencia en la UE.
No es casualidad que referendos y plebiscitos sean instrumentos preferidos por
este tipo de formaciones. Sus resultados se determinan fácilmente por campañas
que fomentan la polarización y la indignación. La erosión de la confianza
ciudadana en las instituciones comunitarias es un hecho incontestable. Pero
personajes como Hofer o Marine Le Pen no favorecen la reforma de la UE, sino la
destrucción. La democracia directa que defienden es problemática en los
complejos sistemas representativos.
El
euroescepticismo austríaco obedece fundamentalmente a lo que se considera una
progresiva irrelevancia del país en Europa, un problema derivado sobre todo de
los bandazos de Viena en política migratoria y otros asuntos. Restablecer la
confianza con los socios europeos es una de las tareas prioritarias para jefe
del ejecutivo federal, el canciller socialdemócrata Christian Kern. Austria
puede desempeñar un papel destacado para la Unión en lo que se refiere a las relaciones
con los vecinos orientales de la UE y la consecución de mayor transparencia en
el Tratado Trasatlántico de Comercio e Inversión (TTIP, en inglés).
Sería
deseable que esta tercera campaña electoral fuera breve y concisa. Todos los
puntos en discusión han sido debatidos hasta la saciedad entre los candidatos.
La extrema derecha alemana supera al partido de
Merkel en el feudo electoral de la canciller
El
partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD, por
sus siglas en alemán). (EFE) La socialdemocracia del SPD sigue siendo la fuerza
más votada, pero el monopolio de la derecha ahora no es para la CDU de Merkel,
sino para AfD. Este éxito del partido AfD llega en el primer aniversario de la
decisión de Merkel de abrir las fronteras del país a los refugiados. AfD nació
en 2013 como una fuerza euroescéptica ante las ayudas financieras a Grecia. Los
comicios regionales en el estado alemán de Mecklemburgo-Anteporemania (noreste)
arrojaron este domingo un resultado inédito en la reciente historia democrática
del país, al perder la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Angela Merkel la
hegemonía de la derecha frente a los populistas de Alternativa para Alemania
(AfD). OOcurrió precisamente en el estado federado en el
que la canciller tiene su distrito electoral en las generales, que deben
celebrarse en un año, y en el aniversario del día en el que Merkel decidió
abrir las fronteras del país ante el drama de la crisis de los refugiados. A
pesar de perder cinco puntos, el Partido Socialdemócrata (SPD) se mantuvo como
la fuerza más votada en el "Land" con el 30,6 % de los sufragios,
según los resultados provisionales con el escrutinio finalizado en el 99 % de
las circunscripciones. AfD, en su primera incursión en los comicios regionales
en ese estado, se aupó a la segunda posición con el 20,8 % de los votos apoyada
en un discurso nacionalista y en ocasiones de tintes xenófobos contrario a la
llegada de refugiados. Se cumplieron los peores augurios para las filas
cristianodemócratas y la CDU, que sigue liderando las encuestas con holgura a
nivel nacional y que había gobernado como socio menor de los socialdemócratas
durante los últimos diez años en Mecklemburgo-Anteporemania, cayó al tercer
puesto, con el 19 % de los votos. Con Merkel en la cumbre del G20 de China, a
miles de kilómetros de distancia del terremoto político que se vivía en Berlín,
el secretario general del partido, Peter Tauber, compareció ante los medios
para reconocer los "amargos" resultados e intentar defender la
política de refugiados del Gobierno federal. "Se necesitará tiempo para
recuperar la confianza perdida", admitió Tauber, quien advirtió de que AfD
supone un desafío para "todos los partidos democráticos" del país y
acusó a los populistas de jugar con "los miedos" y las preocupaciones
de los alemanes y pretender hacer "presentable" un discurso de
extrema derecha. Con su irrupción como segunda fuerza, AfD arrebató al
ultraderechista Partido Nacional Democrático (NPD), objeto de una demanda de
ilegalización ante el Tribunal Constitucional, los únicos escaños que tenía
hasta ahora en un parlamento regional. La Izquierda también perdió fuerza y
logró el 13,2 % de los votos y Los Verdes quedaron fuera de la cámara con el
4,8 %. A pesar del varapalo, los socialdemócratas, liderados en
Meckelmburgo-Antepomerania por Erwin Sellering, se mostraron aliviados con unos
resultados que permitirán en principio reeditar su coalición con los
cristianodemócratas. El partido "de los decepcionados" Frente a los
partidos tradicionales, la euforia se instaló en AfD, cuya líder, Frauke Petry,
elogió la fuerza de un partido que, dijo, ha sido capaz de escuchar a los ciudadanos
"decepcionados" con la política de las grandes formaciones
tradicionales del país. Frente a quienes les acusan de utilizar las
preocupaciones de esos ciudadanos para su avance electoral, Petry defendió la
necesidad de un partido que dé respuestas a "los grandes problemas"
actuales, desde los refugiados a la crisis europea, y para los que Merkel,
afirmó, no ofrece ninguna solución. AfD, nacido en 2013 como una fuerza
euroescéptica ante las ayudas financieras a Grecia, quedó por un estrecho
margen fuera del Bundestag (Cámara Baja) en las elecciones generales que se
celebraron ese año. La crisis de los refugiados impulsó las expectativas
electorales de la formación, que podría hacerse con el 11 % de los votos en las
generales del próximo otoño y que el pasado marzo cosechó ya importantes
resultados en tres comicios regionales. En Sajonia-Anhalt, también en el este
del país, se hizo con el 24,2 % de los votos en Sajonia-Anhalt y logró situarse
también como segunda fuerza en ese "Land", tras la CDU, en Baden-Württemberg
consiguió el 15,1 % y en Renania-Palatinado, el 12,6 %. El siguiente examen
será dentro de dos semanas, cuando se celebren nuevas elecciones en la
ciudad-estado de Berlín
Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/2829859/0/extrema-derecha-superaria-partido-merkel-feudo-electoral-macklemburgo-antepomerania-alemana/#xtor=AD-15&xts=467263
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Polonia gira a la ultraderecha
La vuelta
de los nacionalistas euroescépticos presididos por Kaczynski enciende alarmas
sobre la futura respuesta de ese país a la ola migratoria. El partido Ley y Justicia cuestiona la política de cuotas de
refugiados y pide que se dé prioridad a los cristianos.
Los ultraconservadores del partido euroescéptico
Ley y Justicia (PiS), en la oposición hasta ayer y cuyo presidente es Jaroslaw
Kaczynski, lograron la mayoría absoluta en las elecciones legislativas de
Polonia. El PiS ganó con el 39,1 por ciento de los votos, según una encuesta
difundida por la televisión privada TVN24, lo que representa 242 diputados de
460 bancas en disputa. Con estos resultados, Beata Szydlo será la nueva primera
ministra. La vuelta de los nacionalistas euroescépticos hace temer a la Unión
Europea un deterioro en la relación con Polonia y su postura en la crisis de
los refugiados –el país aún no forma parte de la Eurozona–. Ley y Justicia
cuestiona la política de cuotas de refugiados y pide que se dé prioridad a los
refugiados cristianos frente a los musulmanes. Kaczynski llegó a alertar sobre
las enfermedades como el cólera o la disentería que reaparecieron con la oleada
migratoria.
Los
liberales centristas de la Plataforma Cívica (PO) de la primera ministra
saliente Ewa Kopacz obtuvieron 23,4 por ciento de los sufragios, es decir 133
escaños. Detrás se ubicaron el movimiento antisistema del rockero Pawel Kukiz,
en el tercer lugar, con 44 escaños, el partido Nowoczesna (Moderno) del
neoliberal Ryszard obtuvo 22, y el Partido Campesino Polaco (PSL), aliado del
PO, con 18. La corrupción es condenada, las fuerzas de izquierda desaparecen
del Parlamento.
Kaczynski
fue el encargado de dar el primer discurso de victoria. Señaló que fue la
primera vez en la historia de Polonia, después de la caída del comunismo, que
un solo partido gobernará al país, y dijo que ofrecerá la mano a las
formaciones que quieran colaborar con el PiS. “Quiero dedicar esta victoria a
nuestros compañeros fallecidos en el accidente aéreo de Smolensk”, dijo en
referencia a los políticos de su partido, entre ellos su hermano gemelo, Lech,
entonces jefe de Estado del país, muertos en el accidente del avión
presidencial en 2010, en el aeródromo ruso de Smolensk. La referencia a esa
tragedia es significativa, ya que Ley y Justicia todavía defiende la teoría de
que una mano negra estuvo detrás de la colisión de la aeronave.
Beata
Szydlo agradeció el apoyo de sus votantes y recordó que el éxito de su partido
reside en mantenerse cerca de los problemas reales de la gente, “allí donde se
trabaja duro, donde se encuentra la verdadera realidad de Polonia”. Ley y
Justicia apuesta por más intervencionismo del Estado en la economía, pero sin
abandonar un capitalismo muy marcado y cuestiona el sistema de reducción de
emisiones de CO2 impuesto por Bruselas. Expertos muestran preocupación por la
futura política con las minorías y las mujeres. La ley del aborto, a pesar de
ser una de las más restrictivas de Europa, es una obsesión del PiS.